Todos los sectores de la población sufren los efectos de un conflicto bélico, sin embargo, hay determinados que no son tan visibilizados. En este sentido, distintas entidades se encargan de que esto no suceda.

En la madrugada de aquel ya lejano 24 de febrero eran muchas las decisiones que debían tomar 40 millones de ucranianos en cuestión de horas. ¿Nos vamos? ¿Nos quedamos? ¿Qué hacemos con los mayores? ¿Y con la seguridad de nuestros hijos? Una elección que, sin lugar a dudas, iba a tratarse de una de las más importantes de sus vidas.

Asimismo, en una gran cantidad de hogares se sumaba una incógnita más a la ecuación. ¿Qué hacemos con el perro, la tortuga, el canario o los dos caballos que tenemos en la hípica?

Es evidente que la preocupación más importante de cualquier persona en un contexto así es poner a salvo a sus seres queridos, no obstante, es imprescindible que existan organismos responsables de preservar la vida de aquellos que pueden llegar a convertirse en los grandes olvidados.

Mafias, tráfico, abandonos y enfermedades generadas por el estrés de la guerra son algunas de las muchas situaciones con las que lidian día tras día Leonid y Valentina Stoyanov, una pareja de Odesa que lleva el centro veterinario Vet Crew.

Leonid trabajando en el centro de Vet Crew, Odesa (Daniel Vázquez)

Se tratan de dos veterinarios con una vocación profesional enorme que una vez empezó la guerra decidieron dedicarse al rescate, cuidado y reintroducción al medio de todos los animales que pudiesen. Su centro, pese a tener una larga trayectoria en el tratamiento de animales domésticos y provenientes de zoos y circos, ha ampliado su radio de actuación. “Ahora hay tal situación en nuestro país que entendemos que todo tipo de animales requieren de nuestra ayuda y nosotros queremos contribuir en todo aquello que podamos” comenta la pareja.

Leonid hace pocos días sufrió un paro cardíaco y estuvo muerto clínicamente durante unos minutos. Sin embargo y a contraindicación de los médicos, sigue trabajando incansablemente, día y noche, para salvar el máximo de vidas posible.

Debido a la falta de espacio en su local, colaboran con dos refugios ubicados en las afueras de la ciudad, uno de ellos centrado en especies exóticas. Leonid explica que algo positivo, si así se puede decir, que ha dejado esta terrible situación es el desmantelamiento del mercado negro de animales en Ucrania. “Aquellos que lo promovían y lo mantenían han sido los primeros en abandonar el país, quienes se dedican a esto no se plantean quedarse en Ucrania para ayudar, han huido y ya”, comenta él enfadado.

El centro colabora con dos refugios ubicados en las afueras de la ciudad (Daniel Vázquez)

Gozan de gran cantidad de seguidores en redes sociales, en especial en Tiktok, donde cuentan con poco más de dos millones de adeptos, y comentan que les resulta graciosa la razón por la cual han conseguido tener tanta visibilidad. Lejos de haber llegado a tanta gente por su labor diaria con los animales, fue un vídeo de Valentina con Tosya, una mona que tienen en el centro, el que se viralizó e hizo que miles de personas empezaran a seguir la vida en el centro de Vet Crew.

Existen una gran cantidad de historias detrás de cada animal, aves evacuadas de Mykolaiv, tortugas rescatadas del mercado negro, perros provenientes de zonas tan castigadas por los bombardeos como Járkov… Sin embargo, todas ellas comparten la cruda realidad de una guerra que también les afecta de forma importante.

Valentina relata la situación en la que se encuentran muchos de los pájaros que tienen actualmente allí, “debido al estrés generado por el ruido de los bombardeos y las sirenas, la gran mayoría de ellos han perdido prácticamente todo el plumaje”. “En especial un grupo que fue abandonado cuando sus propietarios huyeron hacia Israel”, añade ella.

Conjunto de aves rescatadas por la pareja de veterinarios (Daniel Vázquez)

En el día de hoy y con la ayuda de unos amigos, la pareja de veterinarios se ha desplazado unos sesenta kilómetros hacia el oeste, junto a la frontera con Moldavia, para liberar una serie de ejemplares en el estuario del río Dniéster. Esta vez han sido una treintena de tortugas y una decena de pájaros los que han vuelto a emprender su camino en solitario después de haberse recuperado gracias a la gran labor de Valentina y Leonid.

Valentina libera unas tortugas en el estuario del Dniéster, al oeste del país (Daniel Vázquez)

Odesa, después de unos meses de recuperar una cierta normalidad y dejar de estar en el punto de mira por parte de las tropas rusas, vuelve a ser constantemente amenazada por las explosiones y la actividad de los drones por encima de la ciudad. En este sentido, el trabajo de Valentina y Leonid se hace cada día más complicado y son más las dificultades que les van surgiendo en su camino. En cuanto a Leonid, su proceso de recuperación es poco compatible con el ritmo de trabajo que están manteniendo durante los últimos meses. Sin embargo, aseguran que a pesar de todas las dificultades que puedan ir surgiendo continuarán desarrollando esta tarea con todos sus esfuerzos y confían en que lo mejor está por venir.